"La bendita ansiedad"

 




1:41 a. m. del 20-01-25
Tal vez esto nunca debí publicarlo, pero es lo más real que verán de mí.

Sensación de estar sin aire. La frecuencia cardíaca más elevada de lo normal. Pensamientos absurdos que, aunque quizás nunca ocurran, en estos instantes se sienten tan reales, como si fueran mi destino. Trato de dormir y apagar mi mente, pero cada vez que mis ojos se cierran, es como si una película trágica se des pausara. Solo puedo mirar a mi esposo, que está a mi lado, y trato de que mi ataque de ansiedad sea lo más silencioso posible para no preocuparlo (sé que pasaría toda la noche tratando de calmarme). Pero he ido reconociendo que, a veces, la soledad me ayuda más, porque quien no ha vivido esto puede llegar a decir frases que, en lugar de ayudar, nos hacen sentir aún más culpables.

Mientras doy vueltas en mi cama y camino de mi habitación a las de las niñas para verificar que estén bien, que sus respiraciones continúen (porque este bendito ataque me hace creer que las puedo perder), siento que dos personajes pelean en mi cabeza para ver quién controla lo que siento. Es una batalla de nunca acabar.

Tengo todo para ser feliz. Dios me ha dado en abundancia. Pero en momentos como estos, inconscientemente, puedo llegar a ser hasta desagradecida por dudar de su perfección en nuestro camino. Sé que habrá quienes lean esto y digan que lo publiqué para llamar la atención… o lanzarán esos comentarios venenosos que solemos decir cuando no hemos caminado en los zapatos ajenos.

Es que es tan real eso de: “Solo quien lo vive, lo entiende.”

Sé que este texto suena incoherente, pero tengo todo, menos ánimos de escribir como si fuera para un libro. Solo busco la forma de calmar mi ataque, de hacer que la pelea acabe y que pueda ser mi yo consciente quien tome el control de mis emociones. Escribo también porque sé que no soy la única persona a esta hora y hoy, que está pasando por esto. Quizás, en algún momento, alguien me lea y se sienta identificado y acompañado en el proceso…

Pero cómo así ¿acompañado? Pues sí, porque cuando vemos que alguien más ha vivido lo mismo, comprendemos que es más común de lo que parece, y que al final… la calma siempre llega. De paso, si eres tú quien también pasa por estos episodios de ansiedad o depresión, te invito a buscar ayuda profesional. (Mi psicóloga fue –y sigue siendo– un gran apoyo).

Sé que es difícil encontrar a alguien con quien te sientas realmente escuchado, comprendido, o incluso cuestionado sin sentirte culpable. Pero créeme: el profesional con el que logres conectar, te ayudará a encontrar herramientas que te permitan calmar tu mente.

Como persona que convive con esta bendita ansiedad desde el 2017, quiero decirte algo con honestidad. Quizás contradiga a muchos profesionales de la salud y estudios científicos, pero yo creo que los ataques de ansiedad o depresión no desaparecen por completo.
Es más: creo que son necesarios. Nos vuelven más conscientes de nuestras emociones, nos muestran lo que no hemos sanado, y hasta nos enseñan a escuchar mejor al cuerpo y al alma.

Pero también estoy segura de algo: Con el profesional correcto, con una conciencia profunda de ti, con tiempo, práctica y herramientas… los episodios se harán cada vez más cortos, menos intensos y mucho más llevaderos.

Nuestra mente es el "músculo" más poderoso que tenemos, y depende de nosotros decidir a dónde enfocamos nuestra energía.

 

Escrito propio L.C 2025

Para Dualidad: un proyecto que emerge desde mi propia carencia, transformando la ausencia en aprendizaje y guiándote en la construcción de tu verdadera riqueza.

Comentarios

Entradas populares