“Sé que todo está bien, pero no se siente bien”.

 


Existen momentos en todo ser humano que son difíciles de explicar; esa sensación de: “sé que todo está bien, pero no se siente bien”. Tienes una casa, un vehículo, eres profesional, tienes una familia que muchos parecen envidiar; un sistema de salud que cumple con tus necesidades, una despensa llena hasta de gustos culposos; tienes tus 5 sentidos en funcionamiento y puedes darte gustos que lamentablemente un gran porcentaje de la población nunca disfrutaran. Pero llegan los momentos de soledad donde algo dentro de ti no engrana.

La respiración se agita, el corazón parece ir más rápido de lo normal, se siente un vacío en el pecho, tratas de buscar la salida, pero tu cerebro parece estar bloqueado; parece que tu corazón y mente tuvieran una batalla donde tú eres el motivo o incluso lo que buscan atacar. Miras a tu alrededor y ves que nadie esta, quizás pides ayuda sin necesidad de palabras y nadie parece entender o importarle. (quizás no estés solo realmente, quizás sigue siendo tu cerebro burlándose de ti; ohm… quizás no estás buscando la ayuda en el lugar indicado).

Muchas personas pueden enviar y compartir mensajes de “si necesitas a alguien que te escuche acá estoy”, pero cuando llega el momento de estar, parecen desconocer el verbo. Y ¿Quiénes somos para juzgar? Si sé que a veces has sido a ti o a mí, a los que se nos olvida.

Lograr entender la mente es complejo, y quizás nunca, ni los más expertos o gurúes, van a lograr interpretar al 100% como funciona. Es increíble como un sentimiento o emoción logra crear un malestar físico y peor aún, como esto no ha sido considerado motivo de incapacidad para las EPS. Pues este: “sé que todo está bien, pero no se siente bien”. Impide seguir con impecabilidad nuestras tareas diarias y no acepto que alguien que nunca haya pasado por esas emociones cuestionen mi punto de vista. (aunque es imposible que algún ser humano, no se haya sentido así alguna vez).

Para concluir y no alargar más este texto sin sentido alguno, que quizás es más un espacio para liberar mi alma y despejar mi mente. Debo reconocer que este sentimiento es más común de lo que llegamos a imaginar, créeme que no estás solo, quizás hasta la persona que tienes al lado, esa que parece estar ida, amargada o sin gota de felicidad, está pasando por lo mismo. No sientas que a nadie le importa tu bienestar emocional, solo que quizás al igual que tú, no tiene ni idea de cómo apoyarte; mejor cuando te sientas bien enséñales la forma en que pueden intervenir cuando lo necesites. Nadie es sabio y cada persona requiere una muestra de apoyo diferente; hay quienes quieren estar solos en este episodio, quienes necesitan un polo a tierra o simplemente solo a alguien que los escuche. Y si tú eres quien está al lado de alguien que tiene su mente jugándole en contra, aprende a escuchar, a estar y ha acompañar. Sé que quizás no sea tu problema, que tal vez sienta que no debes cargar con los demás. Pero no olvides que eres un ser humano que en cualquier momento puede ser quien está al otro lado de la isla.


Escrito propio L.C 2025

Para Dualidad: un proyecto que emerge desde mi propia carencia, transformando la ausencia en aprendizaje y guiándote en la construcción de tu verdadera riqueza.

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